FOTOGRAFIAR EL ARTE. La luz y la sombra.


Grupo de teatro Moby Dick. De izq. a derecha: Dinora Cañénguez, Mercy Flores (sentada) y Rosario Ríos.

Soy fotógrafo aficionado. Y en la aventura de ser y de practicar, he ido aprendiendo empíricamente algunas cosas sobre la luz y la sombra que pueblan nuestro planeta.

¿Qué cosas me interesa fotografiar? Pues, todo. Pero a veces tengo preferencias y una de ellas es todo lo que tenga que ver con el arte. También me gusta más fotografiar situaciones espontáneas que personas «posando para la foto». Aunque no estoy cerrado a eso. Hay personas muy fotogénicas que saben muy bien como mirar a la cámara y sacarle partido a su físico y a su actitud y postura frente a los lentes y el diafragma de la caja mágica de imágenes.

Cuando he fotografiado músicos, actores, escritores, bailarines y gente relacionada con el arte, lo he hecho porque me he sentido atraído a hacerlo. Ha sido como una especie de viaje sobre un cayuco en un río caudaloso, que fluye; yo me dejo arrastrar con suavidad a través de su trayecto y me encuentro con estos personajes tan talentosos.

Con el arte en la sangre es el volumen tres de la colección «La luz y la sombra», y contiene fotografías que fui tomando en el transcurso de varios años. Y cuando las tomé no pensé en colocarlas juntas o hacer un pequeño libro con ellas; más bien sólo seguí mis instintos y mis gustos al tratar de inmortalizar a  gente relacionada al arte, gente que de verdad lleva el arte en la sangre.

El volumen uno de esta colección,  «La luz y la sombra», tiene un carácter misceláneo: podrán hallar en él animales, niños, ancianos y un pequeño homenaje a Monseñor Romero. Es mi favorito de los tres volúmenes, porque contiene las estampas germinales de mi amor a la fotografía.

El volumen dos está dedicado al erotismo. En cuanto a esto, pienso que es una cosa muy subjetiva, y lo que para mí pueda ser erótico para otro pueda parecer pornográfico. Es cuestión de gustos. Las fotografías de este volumen dos, a diferencia de los otros dos volúmenes, las trabajé en computadora.

Pero volviendo al tema que nos ocupa hoy, es decir, al volumen tres, quiero decir que cuando uno fotografía a un artista ejecutando su instrumento, pienso que la mejor manera de atraparlo o congelarlo en una imagen, es sintiendo su arte, por ejemplo, su música o su actuación en la obra de teatro. Eso lo impulsa a uno fuertemente, le da como un empujón instintivo, para disparar la cámara fotográfica en el momento adecuado.

Rafael Mendoza (El Viejo). Escritor y abogado.

Si con una imagen se pueden decir mil palabras, entonces espero que en las imágenes de esta breve colección que he llamado Con el arte en la sangre puedan ustedes  «leer» los mensajes que están grabados en los rostros y en los gestos de estas personalidades, unas más conocidas que otras, pero todas viviendo y respirando el arte como un alimento imprescindible y necesario.

Texto y fotografías:

Óscar Perdomo León

Los otros dos libros de la colección «La luz y la sombra»:

La luz y la sombra, volumen uno.

La luz y la sombra, volumen dos. 

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